Lectores

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Esa niña que fuí.

No puedo detener el hecho de que crecí, de haber dejado atrás mi infancia. Imposible volver a ser aquella dulce, ingenua, alegre niña, que lograba lo que se proponía, porque hasta ese momento no existían barreras, y solo con ganas se alcanzaba lo propuesto. Fui muy afortunada, porque fui feliz. Tenía amigos, que aun conservo, aunque ya no sigue intacto el mismo vinculo, pero no por mi, sino porque el tiempo nos cambio, pero sigo pensando que las puertas de mi corazón siguen abiertas para aquellos que supieron hacerme vivir momentos, que son imborrables, porque aunque ya pasaron, al recordarlos me viene la nostalgia, pero esa sensación de felicidad, que me atrapa, pero luego caigo en cuenta, que solo fue eso, un adorable recuerdo.
En parte soy esa misma niña, pero un poco más crecida,  con miles de problemas, con la pérdida de esa luz en mis ojos, que indicaban la felicidad que embargaba mi alma, con esa facilidad de pasar de llorar  un segundo, para el otro estar sonriendo. Antes me preocupaba aprender a dibujar bien,  no hacer la letra "s" al revés, por que fuera mi amiga al colegio para hablar sobre lo que seriamos de grandes, por tener toda la tarde para jugar muñecas, por no olvidarme de ver mi comiquita preferida, porque el abuelo tuviese ánimo de contar las historias de fantasmas, entre muchas cosas, que me sacan una sonrisa hoy en día.
Aunque fui una niña feliz, a pesar de que nunca tuve a mi papa conmigo, nunca disfrute de jugar con el, de vez en cuando se me sale una que otra lágrima porque hoy en día quisiera estar más en aquel tiempo, que en este. A medida que he crecido, más heridas he tenido.
Al crecer, ya no te dibujan cositas lindas, sino que te dicen, y son claros con lo que sucede en la realidad. Tienes que mostrarte maduro, y vienen más responsabilidades, que te ocupan el tiempo, pensando en el futuro, y en lo que más adelante vendrá.
Decido reír como antes, ver todo posible, disfrutar al máximo cada momento, que al presentir que correrán mis lágrimas, secarlas antes de tiempo, y recordar que merezco ser feliz, y llenar de optimismo la vida de mis seres queridos.

3 comentarios:

  1. hay me regusto, creo que a medida que crecemos la realidad deja de ser ser un dibujo color rosa, y pasa a ser de otro color. Ese cambio aveces duele y cuesta acostumbrarse, pero forma parte de nuestra vida. Como no podemos volver el tiempo atrás solo nos queda recordar, todo lo vivido, los mejores momentos, y aquellos errores que de una u otra forma nos sirvvieron para aprender. Jamás debemos olvidar la niña que fuimos, muchas veces nos ayudará a enfrentar el día a día.

    besoo:)

    ResponderEliminar
  2. Si mari, duele mucho. Y es muy cierto eso de no olvidar a la niña que llevamos dentro (: gracias por alegrarme, con solo publicar comentarios. Un beso, abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Duele mucho crecer, duela perder seres queridos, pero bueno es la vida y hay que vivirla. Mucha suerte

    ResponderEliminar

Pensamientos ♥