Lectores

martes, 27 de noviembre de 2012

Tan solo tu..

A veces solo importa que a la final ese alguien termine llegando. Pues con seguridad, al cruzarme con sus ojos no habrá de importarme la demora, ni cuanto tiempo paso.
Las horas de mi reloj no caducan. Quiero que cruces por aquella puerta y me devuelvas algo que un día alguien supo robarme.


Lo mágico está oculto.

Rezo por mi felicidad en medio de sollozos de resignación y tristeza. El mundo se puede estar derrumbando sobre mi, pero por esa razón no debo negar que su inmensidad es esplendida por muy triste que este, o por muchas lágrimas que me inunden. Por instinto puedo abrir lo ojos. Puedo vislumbrar esos pequeños rayitos de sol que fuerzan mi vista, y me imponen grandeza.
Alguien supremo se esconde tras esos paisajes que lucen solitarios como un desierto. Tan desolados, tan ausentes. Alguien escucha mis penas, alguien ajeno a mis ojos me lleva de pie en medio de mis penas.
No estoy sola, por más que lo piense. Siempre hay alguien a quien mi llanto le enternece el corazón.
Aun cuando mi mente luce vacía, apagada, sin pensamientos transeúntes. Aun cuando mis ojos están a punto de entrecerrarse  y llevarme a despertar en otro mundo. Aun cuando mi voz se encuentra distante, y resuena el eco de mi amargura. Confió en que siempre habrá algún hombro del cual recostarme, un pasto cómodo donde meditar, una mariposa que me conceda un deseo, un rostro que me regale una sonrisa, un árbol frondoso que me cobije.


sábado, 17 de noviembre de 2012

Aquel día.

Recuerdo aquella tarde, en la que mi angustia sobrepasaba las ganas de cruzarme contigo. Recuerdo haber pensado que no llegarías. Recuerdo haber tirado la poca esperanza y darme por vencida. Solo basto pensar aquello, para que cruzaras por la entrada y hacerme querer desear desaparecer. Más que nervios, eran unas ganas gigantescas de sellar nuestro encuentro mágicamente. Todo lo dicho ante el espejo lo había olvidado. Verte venir hacia a mi me dejo la mente en blanco. Fue inevitable dibujar una sonrisa en mi rostro. Era una sensación que me llenaba por completo, que me recorría velozmente, y me cosquilleaba dentro.
Aquel calendario había llegado a su fin. Era esplendido hallarme en aquel día, aquella hora, que tanto había anhelado. Quizás no como en sueños, pero si en la realidad. Una dulce realidad poco asimilable.
Pensar que ahí comenzó todo, pensar que a esta historia aun le faltan capítulos.




Esto no tiene nombre. Dímelo tú.

El tiempo pasa. Cada vez con más prontitud, siempre que pienso en lo veloz que es y en lo profundas que son las heridas que va dejando.
Ya cansada de amar, de forzar al corazón, me detengo a pensar si tiene sentido seguir. Es absurdo mentir, y percibir el sabor de tu precoz instinto. Donde te habías metido?. Pero responderme, Porque apareciste así de repente?
Finjo delante de ti, pero tras los telones en mi soledad pensar en ti es como respirar. Lo eres todo en tu ausencia, y casi nada cerca.
No puedo exigirte nada, porque te sobra valentía. No puedo enseñarte el sendero a mi corazón, obligándote a dejar tus miedos cuando en mi interior también existe aquello. Desearía que me hicieras las cosas más fáciles, pero apenas sabes que sientes.. No quiero pisar en falso. Al menos no una vez más. Al menos no esta vez. 
Guardarme detalles de mi pasada traición no me convence de seguir con paso firme. Es como tener una estaca aun clavada en mi pecho. Como liberarme de algo que no ha salido de entre mis paredes?
Si tan solo un día despertaras sabiéndolo todo, y fueras directo hacia a mi. Justo al encuentro con mis ojos, que sin duda confirmarían todo.
Esperar me carcome entera las ansias. Esperar sabiendo que no llegara es seguramente lo más desconcertante. El tiempo dirá, mi corazón sabrá si seguir pedaleando, y tu, tu corazón, tu valentía determinara todo.