Traición amarga, vestida de dulce amor.

Dentro de mi se escucha una música que insta a mi alma a cantar, y a barrer las hojas secas que trajo el otoño. Justo ahora siento que esta valiendo la pena dejar el dolor atrás. Quizás quemar los recuerdos, los sentimientos de esa historia, junto con todas sus páginas escritas, de modo de que las cenizas se las lleve el viento.
Solo quiero saber que estaré bien,que no estoy tan ausente como pensaba. Quiero respirar otra vez el aire de la libertad. No quiero seguir aferrada a estas cadenas de traición.
Traición, a la que le siguen recuerdos, instantes vividos y unos que otros pendientes, decepción de quizás no haber dado mucho, para que al final terminara cayendo en cuenta de que de mi no merecía nada.
Te di mucho, tanto que hoy no tengo nada. Experimento vació dentro de mi.
El dolor desde entonces no deja de tocar a mi puerta. Sin mi permiso me ha invadido, pero le doy la espalda. Quiere encararme. Le temo tanto como al protagonista de este incierto final.
Las promesas, las sonrisas, instantes, el tiempo que me diste fue una farsa. Todo lo que vino de ti no tuvo buenas intenciones. Tu malicia escondida, fue tan bien disimulada que algo ajeno a mi quiso anteponer a mis ojos la verdad.
Termine sobre mis rodillas, termine en la resignación , termine confiando tarde pero temprano en mis dudas momentáneas  en mi instinto audaz.
Estaba cubierta de tristeza. A puras penas distinguía la luz del sol sobre mi rostro.
Era una pluma en el aire. No tenia rumbo. Sin lugar, sin identidad me encontraba.
Mis penas pesaban. El dolor aumentaba, respiraba la ausencia de lo que un día fui. Rodeada de escombros de una escena que en segundos se vino abajo.
Mis mejillas saladas, esas que en un entonces se encendían al mirarte. Mi ingenuidad se esfumo en medio de tus muchos intentos de pertenecerle a una parte de mi ser.
Hoy decido cargar a cuestas con mi cruz, y seguir mi recorrido a pasares que me ahorren menos dolor.