Lectores

jueves, 29 de septiembre de 2011

Vacaciones en desolación.

Aquella noche, supe lo que era estar sola, simplemente rodeada de cuatro paredes y con tu recuerdo latente en mí. Extrañe tu presencia, tu dulce y angelical gesto al mirarme. Tus palabras tan llenas de amor al pronunciarlas. Se cuela en mi memoria, tus promesas tan profundas que a mi corazón llegan. No te culpo por no sentirte cerca, si al fin y al cabo estás lejos. Mucho más de lo que quería y de lo que imaginaba.
Aprendí que hay que tomarse de ese bastón de fuerza que tiene uno dentro, para superar cualquier lucha sangrienta en nuestro ser. Tomar alas y volar hacia el mundo de paz por un segundo y luego ser consciente que solo tu creas ese lugar.

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